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domingo, 19 de agosto de 2007

Encerrado en mi casa con un jugo de naranja.








Hace mucho tiempo que no escribo aquí, lo he hecho en mi diario físico, pero no acá. Han pasado muchísimas cosas en este tiempo desde que censuraron mi trabajo en la exposición de Jalapa. No quiero decir mas nada al respecto, pero debo decir que no fue mas que producto de los prejuicios de la doble moral de nuestro país. Me provoco un mal sabor de boca y un golpe a mi ego que por esa razón y por salud mental, no quise hacer nada la respecto. Parece que esta onda del ego es algo muy mal visto o sencillamente no vale porque uno mismo no importa. Y como no logró entender y discernir todo esto, decidí no hacer nada. no vaya a ser que me crucifiquen por mi ego, que ya es mucho sumar a mi fama de "mamón" (perdón por la expresión) , creído, y divo.


Me he encerrado a trabajar y me cuesta mucho trabajo
ver, a donde van mis cuadros con tanto que pintar. Nada mas de ver los lienzos en blanco se me nubla la vista y me da vertigo, ¿será que de verdad tengo la presión baja y no me doy cuenta?... Y bueno, me acuerdo de mis amigos, de los que dicen que los son y no están, y de los que están incondicinalmente, a todos los extraño... y lo único que hago es pintar y pintar y pintar, una vida muy aburrida, como cuando me preguntan en el messanger ¿que haz hecho?... nada -digo yo-, lo mismo de siempre, lo mismo de ayer y lo mismo de hace dos semanas; pintar


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Y asi mi vida esta llena de cotidianidad y de aburrimiento, no hago nada mas que levantarme, lavarme mis dientes, mirarme al espejo y buscar algún signo de buenaventura en mi rostro. Ir a la cocina, prepararme un jugo de naranja o un vaso de leche según haya. Regreso a mi recámara, que no es mas que el otro cuarto y prender la "compu". Esta dependencia de la tecnología que me obliga a conectarme con el mundo. Buscar urgido si tengo algún e-mail, de algún despistado que me este saludando. y no ver mas que la estúpida publicidad que no se como borrar, donde me venden Viagra, ¿será que me saben algo? Ahi me siento a tomar lo que me haya servido, a leer lo que me escriben o a buscar alguna noticia que me atrape. A mira en la red buscando con vehemencia entre una oferta de carnes y rostros, una conversación con un extraño que me permita salir de mi cuerpo... pensando que estoy tomando cafe y charlando amenamente en un jardín bajo una sombrilla con mis perros. Los perros, Libertad y Gilberto están en la cama aún, dormitando: Gilberto, me mira por el rabillo del ojo, no sea que me desaparezca y el no se de cuenta. Libertad bajo el edredón duerme, sólo eso, ya la edad sólo eso le provoca dormir. Sigo en calzones y me paro frente al caballete, -¡Dios!, ¿qué hice anoche?... ¿dónde me perdí?- y sigo en lo de la noche anterior, sólo hasta que se me ocurra meter el calentador al balde de agua y esperar a que este lista para bañarme.

Cuando el agua ya esta lista, entonces me desnudo por completo y dejo caer el agua en mi cuerpo, comienzo a despertar, comienzo a sentir lo que de
bo hacer, y la angustia por los pendientes... ¡que horror tener tanta claridad de la realidad!, es mas lindo vivir inmerso en mis perros, en mis cuadros asi; sin bañarme, sólo con un jugo de naranja al lado... y entonces con el baño, siento el hambre, y la sed... Termino el baño y me visto, abró las cortinas y las ventanas de par en par... los perros se despiertan y se estiran tan rico como solo los perros saben hacerlo... mueven la cola, y los bajo de la cama. Gilberto enloquece de gusto, de un nuevo día, pareciera que para el es una nueva aventura, salir al parque, sentir el aroma de la calle. Libertad inevitablemente se acerca a la ventana abierta, y husmea... busca , no sé qué, pero toda la vida ha hecho lo mismo. Eso es una rutina, no lo que dicen los humanos. Les pongo la correa y me cubro la cabeza, creencias religiosas me obligan... y salimos al parque. Hasta ahí, es casi la una de la tarde... y yo... con un jugo de naranja. Esa es mi mañana con mis perros y con mis fantasías... esa es mi vida en estos días... encerrado en casa... con mi vida aburrida y mis hijos, Libertad y Gilberto. Y al regresar, comienza la batalla entre la realidad, la que me dice todos los pendientes, todos los pagos por hacer, todo lo que debo hacer para prepararme de comer y la fantasía que me provoca unas inmensas ganas, de que un Legatus de lo que pinto, venga y me abrace con sus alas inmensas y me diga al oído... -que todo esta bien, que Libertad, Gilberto y yo, estaremos bien... que siga pintando, que no escuche mas que esas voces que me cantan... que no piense en nada mas, que en la maravilla de mi inconsciencia y mi mundo...

¿Qué horror no? sigo queriendo lo mismo que cuando tenía 9 años.