

Me fui con ella a Cuba a mi primera exposición internacional, la recibieron con distancia... las cuencas de los ojos vacíos, les causaban horror y sin entender mucho, hacían comentarios curiosos, reflejando su historia en mis lienzos y especialmente en este, pensando que hablaba de ellos mismos. Nada mas alejado de el motivo real. Para entonces quisieron comprarla pero, les hacia demasiado ruido y terminaban por decidirse por otra. Pasaron muchos años, y la guardé... se maltrato, mucho, se lleno de polvo. Un día mientras ordenaba la casa, mientras mudaba el estudio de una habitación a otra, me tope con ella de nuevo. Estaba tan maltratada, tan sucia, que me dió pena, quise taparla, pero... en realidad comencé a ver como se transformaban los personajes, tomaba fuerza la pieza ante mi. Reflejaba la ausencia que tenía en ese momento, Victor se había ido... y yo me quedaba. Y recuerdo que la cuenta en el banco estaba vacía... no tenia forma de comprar un lienzo y tenia tantas ganas de pintar. Así que tome el lienzo y lo repinté. Arturo se transformo en "el tercero" que siempre supe que existía, y Francisco se convirtió en Victor. A mi me salieron ojos, pero no podía hablar, y con la boca cocida lloraba mirando al espectador.

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