Tras la muerte de Libertad, caigo en cuenta la cantidad de cosas qué mueren con ella o quizás deba decir, los círculos que cierro. Indudablemente ha sido una figura importantísima en mi trabajo creativo. Su presencia, su imagen, la cantidad de cuadros en los que aparece, tantas anécdotas, tantos sitios donde hemos vivido y estado... tanto que agradecerle,... es tanto qué no sé como contarlo.
Nación en mi cama, en mi mano, del cuerpo de su madre a mi mano, y fui yo quién la acerco al hocico de su madre para que la limpiara y amamantara... y desde qué la vi supe que ella sería la hija con la que me quedaría para vivir... se llamaría Libertad como su madre, mi Libertad. Fue la número siete, como yo, y ese fue el primer simbolismo que nos acerco. Desde entonces supe qué a lo mejor pasarían por mis manos muchos perros, muchos, pero qué Libertad, siempre sería la única e indivisible figura que me acompañaría en la vida. Tenía yo 30años cuando ella nació. Tenía un mundo qué se abría, pues recuerdo que estaba preparando la primera exposición en forma de mi vida después del concurso. Ahí estuvo ella, en el proceso de pintar los cuadros, en el proceso de dibujar, a mi lado en el caballete, echada junto a mi. Ahí estuvo en mis primeros cuadros...
La voy a echar de menos, muchísimo... me queda Uma, que no es poca cosa, estamos construyendo una vida juntos... pero Libertad ha significado tanto, que me parece increíble no verla deambular por la casa.. no escuchar sus pisadas, no sentir su energía.
Este cuadro qué hice, lo comencé cuando ella aun vivía, lo traje en la cabeza por semanas, Es la última pieza de ella, la última de Libertad... llena de flores, llena de vida.
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