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sábado, 10 de febrero de 2018

Semana de mucho amor y de mucho trabajo.

 Me siento mucho más en mi centro, trabajando todos los días, ya sin gripe ni nada, sólo esperando mi  último estudio y los resultados que yo creo que serán buenos, pero si no lo son, lo único que me queda es atacar el mal, porque pretendo seguir en está vida, muchísimos años más.  Ya no quiero que me afecte cuando alguién muere, entiendo que cada quién tiene su tiempo e incluso sus pocas ganas de vivir, en la semana conversaba con un amigo al respecto y el decía que no quería vivir tanto, más allá de 60 años... es de mi edad... y me dió sus razones, muchos enfermos terminales a su alrededor,... me habría gustado decirle que eso era también una decisión de cada quién, pero cuando le dije que ese era un pensamiento "fatalista"... me respondió que era "realista"  y ante eso, me enmudecí, no quise entrar en conflictos de percepciones de la vida, porque me queda claro, que todos hablamos de acuerdo a lo vivido y a las expectativas que tenemos de nosotros mismos.  Lo que si me quedó claro después de esa conversación es que es alguién que no quiero cerca... ni remotamente cerca... Yo necesito gente alrededor de mi, que ame la vida y que le guste estar bien. 
 Y sigo dibujando mus pies, no tengo idea de hasta cuando, quizás lo deje de hacer cuando comience el óleo que quiero...  pero a cada apunte que hago, me doy cuenta de lo complejo que es dibujarlos... de los recovecos que a simple vista no ven y me está resultando fascinante... por supuesto que son apunte muy pequeños... pero me dará el pulso para hacer unos más grandes, se me antoja una serie de esto... y a ver a dónde me lleva. 
 También encuentro muy erótico esto... la manera en que los veo y lo que se puede complementar con ellos.. no tengo ningun fetiche al respecto, es un reto estético hacerlo, así, sencillamente, para mi, es eso un reto... sin embargo, me llama la atención darme cuenta que a algunas personas, les parece una manifestación fetichista... y está bien. 
 En la semana terminé una caja más... SIlvia Morón me pidió que en lugar de comprar artesanías para regalar en su país, les quería dar una  cosa mia a sus amistades en Argentina... y me sentí muy halagado por eso, así que regresé al Toltekali, muy emocionado a trabajar y avancé en un par de proyectos  que tengo ahi. Esta vez que vino a México, sólo la ví un par de veces, la mayor parte del tiempo la pasó en Tulum.... la extraño y verla me llena de alegría y de nostalgia, cuando estuvo en  México pasamos tanto tiempo juntos, que de verdad creció una hermandad que crece en el pecho... 
Recuerdo como mi padre se hacía ilusiones con ella... y eso a los dos nos divertía mucho... Yo la veo igual que hace tantos años, pero sin duda al ver fotografías de esos años... hemos crecido, hemos madurado y tenemos mucho más claro las cosas que nos espantaban y nos entusiasmaba tanto. 
Tan sólo le llevo un año... pero al verla, sigo viendo a aquella chica que vino a estudiar a mi ciudad y que conocí en una terraza de un edificio en Miguel Angel de Quevedo ... una tarde de calor  a mi regreso de la Habana. Me queda claro Gil, que de haber tenido una mujer como compañera, habría sido ella o alguién como ella. 

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