Ayer, después de un par de días que me tenía muy alterado, concrete como seguir con el retrato de los chicos de san Francisco. Hice un apunte más grande y más cercano a su imagen, espero que eso me ayude a que se vea más como él quiere... Siempre hacer retratos implica muchas emociones diferentes, de como se ven a si mismos y de como los veo yo... Pero, para sentirme bien, necesito que se sientan bien ellos, de lo contrario, no estoy satisfecho con lo que hago y eso me altera muchísimo. Así que ahí voy, de nuevo al ataque para hacer la pieza y disfrutarla al máximo.
También a manera de descanso y con unas ganas enormes de pintarlo, hice un apunte de Daniel... Necesito comprar material para comenzar... cada que lo veo hay emociones que necesito poner en un lienzo. Es ésta necesidad de plasmar y materializar tantas emociones que en mi pecho se guardan hasta sacarlas... hay tanto que decir tanto que escribir, tanto... que necesito verlo de manera tangible. Y rodearme de todo ello en mis paredes, en estás paredes, que de no ser por Uma... serían tan frías y oscuras. Por eso, ahora que me siento reflejado en su mirada, es que quiero guardar esas emociones... Ayer me dijo algo que me sacudió... -me gustaría que tuvieras quien te abrazara por las noches- No quiero pensar en eso... si lo pienso, me va a perturbar. He construido mi vida de a poco y con esfuerzo, así... Asumiendo las decisiones que he tomado, decisiones con mucha más coherencia y conciencia que años atrás. Y cuando digo que no quiero pensar en eso, es por que... prefiero sus brazos, esos que hacen que me sienta fundido y amalgamado con él, esos que detienen mi alma y la respiración... eso que me provocan un calor que se despide desde el centro de mi cuerpo y se expande en toda la habitación... antes, que unos que no he tenido. Por supuesto, estoy hablando de lo que a mi me tocó vivir. Y hasta él... jamás nunca había tenido a nadie cerca con es grado de honestidad así. Así que prefiero esto, mil veces a lo otro... mil veces.
No sé si mañana el mundo explote, o deje de mirar esos ojos negros de golpe, o sus brazos me suelten y me caiga... no lo sé.
Aún así, habrá valido todo.
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