He visto tantas veces esta fuente en películas y series... que era una vergüenza no conocerla. Bethesda Fountain es un atractivo en Central Park, y cómo está dentro del parque, la verdad, nunca me había dado el tiempo de ir. Pero en algún momento de este viaje recordé qué la había visto en una serie de televisión que me provoco algún impacto, cuando la vi "Angels in America" que esta vez, quise venir a conocerla. Esta en la parte norte del parque, es una terraza muy agradable, que usan mucho para tomarse fotos los novios en sus bodas, indudablemente es un atractivo turístico, y me encontré con un grupo de cantantes negros qué disfrute mucho escucharlos. Para ser lunes, había mucha gente, y la fuente es enigmática... no sé la razón, pero me lleno de nostalgia verla. Hacía frío, busque un cafe, y me compré un par de hot dog y eso almorcé, sentado en una banca, mirando, sólo mirando al rededor, ... Sentí paz. Hoy es mi último día en Manhattan , mañana regreso a mi ciudad, y pienso en todo lo que vine a hacer acá... en como se dieron las cosas, en el director de la película, es su neurosis, ¿será bipolar?... Me siento tranquilo por mi participación, estoy seguro de haber cumplido con el objetivo, lo demás, ya no es mi responsabilidad. No puedo quedarme más tiempo... el invierno está muy próximo, el frío para mi es demasiado, traigo debajo de esta chamarrita un suéter, una sudadera y dos camisetas., sin contar que traigo doble calceta. Si lo entienden qué bien, si no, ni modo, no puedo arriesgar mi salud. El aire es tan frío que quema mi cara, en fin.
Salí de Central Park y me fui por la 5ta ave. hasta la catedral de San Patricio, es curioso,, como el catolicismo se vive diferente acá, debe ser el sincretismo, pues las iglesias me gustan mucho, pero, acá no sentí la emoción queme provocan los retablos en México, como qué les falta esa pasión que tiene el barroco de mi país. Pero es una Iglesia que impone y me gusta. En la acera de enfrente esta el Rockefeller Center ... imponente se alza sobre los edificios de al lado. Y me sorprendió ver que ya tienen su pista de hielo para pasarse el invierno... -ves como si hace frío Gil-, se veían tan divertidos.
No recuerdo si hace 7 años entré a ver el mural que tiene el recibidor del Centro Rockefeller, pero, ya no es importante, lo verdaderamente importante es qué tuve oportunidad de ver este imponente mural del maestro catalán; José María Sert... me dejo boquiabierto, es verdaremante impresionante el dibujo, el concepto y la realización de esta obra mural que no sólo abarca la entrada principal, sino, los muros y techos de todo el lobiee, los colores eran ocres, negros, no logré distinguir en realidad que colores eran, pero me tenía emocionado casí al llanto. ¿Cómo pudo salir de su cabeza ?,... ¿cómo logró esos escorzos vistos desde abajo?.... no lo sé, pero desde ahora soy un ferviente admirador de la obra de este artista y espero tener oportunidad de conocer más de su trabajo. Lamento mucho que el maestro Diego Rivera haya sido más papista que el papa y no haya nada de él en este edificio... pero por otro lado, de haber sido así, no habría tenido Sert, la oportunidad de pintar algo tan hermoso... Me la pase muchísimo tiempo en este sitio... miraba y miraba y de haber podido, me habría tirado al piso para ver el techo que me tenía extasiado. ¡qué fuerza del trazo!, ¡qué belleza de trabajo!... No lo podía creer, Y ante eso, me siento tan pequeño y con tanto por hacer que a veces pienso, ¿cómo me atrevo a pintar con tantas deficiencias? De todo el arte que vi en esta visita... de todos los museos, de todo y con todo, esto es lo qué más me ha maravillado.
Poco puedo decir de la emoción que sentí viendo todo esto... muy poco... y lo único que hice por largo rato, fue permanecer parado, observando el techo... imaginando, sintiendo... y a veces llorando.
New York a 24 de octubre de 2011.
Salí de Central Park y me fui por la 5ta ave. hasta la catedral de San Patricio, es curioso,, como el catolicismo se vive diferente acá, debe ser el sincretismo, pues las iglesias me gustan mucho, pero, acá no sentí la emoción queme provocan los retablos en México, como qué les falta esa pasión que tiene el barroco de mi país. Pero es una Iglesia que impone y me gusta. En la acera de enfrente esta el Rockefeller Center ... imponente se alza sobre los edificios de al lado. Y me sorprendió ver que ya tienen su pista de hielo para pasarse el invierno... -ves como si hace frío Gil-, se veían tan divertidos.
No recuerdo si hace 7 años entré a ver el mural que tiene el recibidor del Centro Rockefeller, pero, ya no es importante, lo verdaderamente importante es qué tuve oportunidad de ver este imponente mural del maestro catalán; José María Sert... me dejo boquiabierto, es verdaremante impresionante el dibujo, el concepto y la realización de esta obra mural que no sólo abarca la entrada principal, sino, los muros y techos de todo el lobiee, los colores eran ocres, negros, no logré distinguir en realidad que colores eran, pero me tenía emocionado casí al llanto. ¿Cómo pudo salir de su cabeza ?,... ¿cómo logró esos escorzos vistos desde abajo?.... no lo sé, pero desde ahora soy un ferviente admirador de la obra de este artista y espero tener oportunidad de conocer más de su trabajo. Lamento mucho que el maestro Diego Rivera haya sido más papista que el papa y no haya nada de él en este edificio... pero por otro lado, de haber sido así, no habría tenido Sert, la oportunidad de pintar algo tan hermoso... Me la pase muchísimo tiempo en este sitio... miraba y miraba y de haber podido, me habría tirado al piso para ver el techo que me tenía extasiado. ¡qué fuerza del trazo!, ¡qué belleza de trabajo!... No lo podía creer, Y ante eso, me siento tan pequeño y con tanto por hacer que a veces pienso, ¿cómo me atrevo a pintar con tantas deficiencias? De todo el arte que vi en esta visita... de todos los museos, de todo y con todo, esto es lo qué más me ha maravillado.
Poco puedo decir de la emoción que sentí viendo todo esto... muy poco... y lo único que hice por largo rato, fue permanecer parado, observando el techo... imaginando, sintiendo... y a veces llorando.
New York a 24 de octubre de 2011.
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